jueves, 11 de febrero de 2016

Tres Papas en #Cuba sin un “choque de trenes”

papapapa

A fines de 1997, redacciones y corresponsales del mundo se alistaban para un acontecimiento que desde el anuncio suscitaba un abanico tal de opiniones, que llevó a decir al Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, que el encuentro que vendría entre Fidel Castro y Karol Wojtyla, iba a ser como un “choque de trenes” y nadie se lo quería perder.

El pueblo de Cuba bregaba con el único acompañamiento de la inconmensurable solidaridad de los “pobres de la tierra”, frente a los más desastrosos pronósticos, luego del derrumbe del campo socialista y el ascenso de la utopía neoliberal. Solos, solitos, los isleños habían aceptado el reto de defender las conquistas de la Revolución.

Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, cuyas encíclicas sublimaban el tufillo del Consenso de Washington, podría ser el humano y la autoridad eclesial que diera el empujón para la caída del socialismo en Cuba, como le atribuían en Polonia, su tierra natal, y otros lugares.

El llamado Papa Viajero había visto correr mucha agua bajo los puentes, y sabía que el líder cubano le dispensaría las mayores atenciones, como hizo el resto de la población, pero que también sus metas y rumbos estaban tan diáfanos, que solo el acercamiento respetuoso podría llevar a buen puerto una visita pastoral.

Así fue. No hubo tal “choque de trenes”. Juan Pablo II y los obispos cubanos dijeron cuanto quisieron, en una asombrosa democracia y libertad de culto que derrumbó muchos mitos, pero el Obispo de Roma se ganó, entre los ultras y mafiosos miamenses, un motete despectivo de “comunista”.

Juan Pablo II descendería del Airbus de Alitalia, en La Habana, el 21 de enero de 1998 y departiría con creyentes y no creyentes, hasta el 25 del propio mes para una visita antecedida de una del líder cubano al Vaticano en noviembre de 1996.

Se dice, con la tautología propia de Internet, que en el Vaticano se produjo un diálogo, no confirmado, que marca una constante en las visitas posteriores de Benedicto XVI y Francisco, respectivamente. El Pontífice habría propuesto a Fidel que “Cuba se abriera al mundo y que el mundo se abriera a Cuba”, a lo que Fidel recordó coloquialmente, el bloqueo que aún sufre la Isla por parte de Estados Unidos.

Durante las misas en las ciudades de Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana, en la Plaza de la Revolución, ante miles de cubanos, Juan Pablo II, se refirió a un concepto novedoso para la doctrina social de la Iglesia católica, y fértil en tierra cubana: abogó por la “Globalización de la Solidaridad”.

El brasileño Frei Betto ha contado que, después de la visita de Juan Pablo II, el teólogo italiano Giulio Girardi, en un almuerzo con Fidel, comentó que consideraba excesivo que el Papa presentara a la Virgen de la Caridad con una corona de oro. A lo que Fidel reaccionó diciendo: “La Virgen de la Caridad no es sólo la patrona de los católicos; es la patrona de Cuba”. (Sic.)

BENEDICTO XVI
Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, visitó Cuba durante tres días, del 26 al 28 de marzo del 2012, 14 años después que su antecesor, cuando los destinos de la Isla los conducía ya el presidente Raúl Castro, quien lo recibió con los honores correspondientes a su alta investidura en el aeropuerto de Santiago de Cuba, procedente de México, donde celebró los 200 años de su independencia y la de otros países latinoamericanos.

Raúl asistió a una misa papal en Santiago de Cuba para festejar el 400 aniversario de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, la santa patrona de Cuba, algo que para los cubanos es de especial connotación, que fue el motivo pastoral. Luego el Pontífice ofició una misa en La Habana y se reunió con el expresidente Fidel Castro.

Era el penúltimo de sus veinticuatro viajes internacionales, quién sabe si ya el Pontífice, a quien se le veía cansado, pensaba en su renuncia. Él ha sido uno de los teólogos más importantes del siglo XX, pero a pesar del entusiasmo de la población, no tuvo la misma interacción con los cubanos que Juan Pablo II.

Sin embargo, algunas ideas que trasladó tuvieron gran valía, viniendo de su autoridad eclesial. Varias frases, así lo confirman.
–           “Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza”.
–           “En Cuba se han dado pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe. Es preciso seguir adelante y que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad”.
–           “Cuba y el mundo necesitan cambios, pero estos se darán solo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad”.
–          “Doy gracias a Dios, que me ha permitido visitar esta hermosa isla, que tan profunda huella dejó en el corazón de mi amado predecesor, el beato Juan Pablo II, cuando estuvo en estas tierras como mensajero de la verdad y la esperanza”.
–           “Pido a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre que proteja con su manto a todos los cubanos, los sostenga en medio de las pruebas y les obtenga del Omnipotente la gracia que más anhelan”.

–           “Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios”.

FRANCISCO
Está fresca la visita del Papa Francisco y su agenda en la Isla, entre el 19 y el 22 de septiembre del 2015, antecedida de su participación en el acercamiento entre Cuba y EE.UU., lo cual no pasó sin reflexión para la sensibilidad cubana, acostumbrada a leer en varios sentidos. Hasta el itinerario del ejercicio pastoral, que iba de la Isla hacia Norteamérica, daba pistas al enjundioso parloteo callejero.
También el “mensajero de la misericordia” habla nuestra lengua y la interacción prometía, dado que llegaban noticias de Jorge Mario Bergoglio, usando palabras de pueblo y pidiendo a la Iglesia ir a la búsqueda de las personas.

Así fue con los jóvenes, niños, enfermos… y aún en el ritual de las misas que para el no católico, tienen cierta complejidad. Sus palabras improvisadas iban consiguiendo en crescendo afecto y admiración. Solo pensar que Francisco ha criticado el egoísmo social, y aboga por la protección, tan postergada del medio ambiente, necesariamente crea una rápida interacción, aunque se estuviese en una misa multitudinaria o en una carretera esperando el paso de la caravana, con el implacable verano de la Isla.

Se dice que unas mexicanas se preguntaban “¿Qué tiene Cuba que en menos de 20 años la han visitado ya tres Papas?”. Y, válida la interrogante, cuando apenas el 5 % de la población de casi 12 millones de habitantes se declaran católicos, aunque el cubano es un pueblo imbuido de religiosidad sincrética, en la que se mezclan, espiritualidad de origen africano y tradiciones cristianas, contextualizando la pluralidad cultural y religiosa más que cubana, caribeña.
Algunas de las frases del Papa, eran repetidas por las personas en la Isla, y otras quedaron detrás de la trascendente visita.

–          “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.
–          “Geográficamente, Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como ‘llave’ entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro.
–          “Un joven que no es capaz de soñar, está clausurado en sí mismo, está cerrado en sí mismo. Uno a veces sueña cosas que nunca van a suceder, pero soñalas, desealas, busca horizontes, abrite a cosas grandes”.
–          “Hay servicios pastorales que pueden ser más gratificantes desde el punto de vista humano, sin ser malos ni mundanos, pero cuando uno busca en la preferencia interior al más pequeño, al más abandonado, está sirviendo a Jesús de manera superlativa”.
–          “Generación tras generación, día tras día, somos invitados a renovar nuestra fe. Somos invitados a vivir la revolución de la ternura, como María”.
–          “La familia nos salva de dos fenómenos actuales: la fragmentación (la división) y la masificación”.

Al referirse a Cuba, Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador, ha señalado: “Miramos con emoción y esperanza esta apuesta papal por volver a caminar con los pueblos, desde donde y sólo desde donde podrá nacer la última y definitiva esperanza contra el capitalismo y su devastación global”.


Esta reseña sucinta de tres visitas papales a la Isla en 18 años solo apunta a que Cuba cambia y continúa viviendo en el desafío infinito de alcanzar “toda la justicia”, sin que la apuesta haya sido derrotada.

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