viernes, 11 de diciembre de 2015

El Mejunje de Silverio: sitio cumbre de los derechos humanos

Por: Laura Rodríguez Fuentes

Cuando escucho la definición de derechos humanos no se me ocurre un lugar más representativo en el mundo que El Mejunje de Silverio. Hoy, declarado como su día Internacional, no hago más que pensar en todo lo que ha logrado esta institución en sus más de 30 años.

Centro Cultura El Mejunje.Centro Cultura El Mejunje.

De acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el concepto se define como «un conjunto de libertades y facultades inherentes a todo ser humano, sin distinción de ninguna especie y los cuales se poseen por el mero hecho de ser humano». Y es que los derechos sexuales también entran dentro del amplio concepto.
Ramón Silverio, fundador y director del centro antes catalogado como marginal y devenido en institución, siempre aclara que allí todo está permitido menos cortarse las venas. Allá por los años noventa existían en Santa Clara varios grupos dispersos por la ciudad que no encontraban cobija en ningún sitio. Ora porque vivían con la estigmatización del VIH, ora porque su inclinación sexual no era la «adecuada» según los preceptos sociales.

Fue entonces que Silverio los invitó a todos a su casa y preparó un mejunje para pasar la noche en aquellos años duros del período especial. Antes de que la sede definitiva fuera en la calle Marta Abreu, los bohemios anduvieron algún tiempo en busca de un lugar donde estar a gusto sin que los vecinos protestaran, o las autoridades convinieran que la edificación sería destinada a otros fines.
Ramón Silverio, director de El Mejunje.Ramón Silverio, director de El Mejunje. (Foto: Carolina Vilches Monzón)
Los centros nocturnos de la ciudad habían cerrado por falta de financiamiento, y Silverio buscó la manera de crear espacios culturales diarios para todos los gustos. El rock, el bolero, la trova y hasta las artes plásticas, la literatura o el teatro comenzaron a nuclearse en un solo lugar: El Mejunje. Tanto fue así que actualmente gran parte de las manifestaciones artísticas y los eventos culturales de la provincia se efectúan allí.
No ha existido nunca ni machismo o discriminación de género, raza o procedencia social. Por eso, confluyen diariamente estudiantes universitarios y personas de todos los estratos y posibilidades económicas, sobre todo, porque el Mejunje da la oportunidad de consumir cultura por un precio muy bajo.
«Si algún lugar ha luchado por las minorías es El Mejunje», refiere Silverio. «Creo que somos ejemplo en el país en el respeto a la diferencia, a la no violencia hacia las mujeres o los homosexuales. Todo lo que hacemos a diario está dedicado a enaltecer el hombre y respetar a las personas. No nos podemos medir por la actividad que se hace un día, sino por la que hemos hecho durante 30 años en esta ciudad. Le damos voz y espacio a todos», asegura.
«Quien hace las cosas pensando en la trascendencia que va a tener no llega a ninguna parte. Lo que perdura es lo que se entrega. Quería hacer simplemente un espacio con todos y para todos», concluye.

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